
Los celos ocurren cuando una persona siente que una relación se ve amenazada por otra persona fuera de esta - ya sea en el plano romántico, platónico, amistad, entre padres e hijos, entre hermanos, etc. Esto también puede ocurrir en el contexto de las situaciones competitivas, tales como el lugar de trabajo o la educación. Los celos se diferencian de la envidia, cuando uno desea algo que otra persona tiene, aunque a veces se puede sentir como lo mismo. Los celos no son una emoción rara - muchas personas los sienten de vez en cuando. Los celos pueden separar una relación, y también pueden ser una señal para hacer algo o cambiar algo en la vida que nos permita pasar a la siguiente etapa de crecimiento emocional. En lugar de dejar que los celos infecten las relaciones, hay que utilizarlos como una razón para trabajar en uno mismo y comprender los temores que los impulsan. Podríamos traducir celos como inseguridad, ya que en principio uno confía en los otros (esposos, familiares etc) y podrían llegar a minar una relación. Deberemos revisarlos a nivel personal y aprender a controlarlos.
Las personas posesivas
Las personas posesivas presentan una clara desconfianza y obsesión hacia su pareja, necesitan controlarla en todo momento. Normalmente, detrás de la máscara de dominante, controlador y posesivo se esconde una persona insegura y con una autoestima muy baja, incapaz de amarse y amar a su pareja de forma sana. Pues, alguien seguro de sí mismo, creerá en la persona que tiene a su lado y no tendrá la necesidad de controlarla.
Las personas posesivas, resultan tóxicas para las parejas que pretenden dominar, pues acaban convirtiendo la relación en un círculo vicioso emocionalmente agotador.